Reportajes

 

Crisis en la niñez colombiana

Por:Cristian Andrés Longas Oquendo

Correo: cristian.longasoq@hotmail.com

Twitter: @caloeitor

 

La calidad de vida de un porcentaje alto de la niñez colombiana se encuentra en una situación preocupante debido a que la estructura familiar y social ha cambiado: los reducidos casos que se observan de padres  que son símbolos de autoridad, de madres de protección y la escasa participación del estado son factores que influyen en el aumento de esta crisis y que, al final de cuentas, terminan generando que los menores busquen otros símbolos de autoridad y protección que terminan siendo perjudiciales para ellos.

 

Comportamiento del niño, resultado del desarrollo social

Según Henry Holguín Osorio, Profesional Social de la Secretaría de Participación Ciudadana y profesor de Psicología en la Fundación Universitaria Luis Amigó, las principales víctimas de la transformación social de nuestro contexto son los niños, debido a que se da un cambio de prioridades en algunos adultos, poniendo su interés propio por encima del bienestar del menor.

El hecho de que algunos adultos pongan a los menores en un segundo plano se traduce en un uso de estos como vehículos para lograr fines diferentes del bienestar del niño, como lo confirma un estudio realizado por la UNICEF en el territorio colombiano que dicta que más de 2.500.000 menores trabajan; 1.700.000 son adolescentes entre los 15 y 17 años y 800.000 entre los 6 y 11 años. En las zonas rurales, el 87 % de los niños y el 50 % de las niñas trabajan en labores agropecuarias.

El mismo estudio señala que un promedio de 35 mil niños y niñas menores de 18 años son explotados sexualmente en Colombia. Un porcentaje de los casos de menores de 10 años en estas prácticasha aumentado. Lo que concluye que, como lo dice el psicólogo Holguín, “El problema es quién acompaña la realidad de ese niño”. Y al no haber un quien esté con él, como ocurre en ciertas situaciones con algunas familias, el menor queda a la intemperie.

“Cuando el niño sale de la casa y se encuentra en otro contexto, como es el barrio, se empieza a confrontar con el tema de los valores sociales (…) el barrio termina siendo su segunda escuela en la que empieza a adoptar conductas, actos, y empieza a resignificarse como otro sujeto” argumenta el psicólogo. También agrega que el menor, por su condición social, “es un actor que está constantemente copiando de su referente (de cualquier sujeto que el menor desee)”. En la copia constante de referencias  y en la búsqueda de otros símbolos de autoridad y protección, el niño terminan muchas veces en manos de grupos al margen de la ley, ya que, según la UNICEF, en Colombia, entre 6 mil y 7 mil es el promedio de niños y niñas, entre los 15 y 17 años su mayoría, que están vinculados a grupos armados ilegales.

Como comenta Claudia Tamayo, psicóloga de la Fundación Ciudad Don Bosco, al referirse a las familias que se desentienden  de sus niños luego de ser dejados en protección de la Fundación. Fuera del olvido de la familia para con el menor existe otra de las razónque explica por qué el menor no puede volver a ver a su familia es que “las disfunciones familiares son tan profundas, tan estructurales y tan graves que no se solucionan ni en seis meses, ni en un año”. El estudiorealizado por la UNICEF demuestra que este tipo de disfunciones son frecuentes señalando que en 2000 se registraron 68.585 casos de violencia intrafamiliar, 10.900 por maltrato infantil y 43.210 por maltrato conyugal en Colombia.

Otra posible razón de este problema es que, como lo comenta el psicólogo Holguín, faltan más recursos y se deben potencializar los programas que hay en este momento, esperando visibilizar esas necesidades para poder tratarlas a cabalidad, porque los jóvenes y niños que salen de un proceso de recuperación “ no están preparados para volver a enfrentarse al problema”.

 

Los centros de rehabilitación, una buena ayuda

Existen múltiples centros de ayuda y programas de los mismos para el menor en estado de vulneración de derechos, como el desarrollado por la Fundación Ciudad Don Bosco llamado ‘Derecho a soñar’ que funciona en las comunas 1 (Popular),8 (Villa Hermosa)  y 13 (San Javier) de Medellín y que consiste en un trabajo conjunto entre los equipos psicosociales de la Fundación y las acciones comunales, los colegios y el INDER (Instituto de Recreación y Deportes de Medellín)de estas comunidades, así describe el programa Claudia Tamayo, psicóloga de Fundación.  Agrega que lo mejor es “estar allá (en los barrios) antes de que los chicos sean expulsados a la calle”.

Otra de las fundaciones que tiene también presencia en el tema, pero enfocada en los menores con problemas de adicción es Hogares Claret, quienes, aunque sean de las organizaciones más representativas en el asunto, dice Ángela María Márquez, Profesional en Desarrollo Familiar en Hogares Claret que en la fundación sólo “habrán dos cupos y ya. Y eso que se llenan con los que se van” así lo comenta, haciendo referencia al problema de la deserción.

Los niños y jóvenes que entrar a estas instituciones vienen todos por vulneración de derechos: Entre ellos están el derecho a la educación, salud, protección y al cuidado, como comenta la psicóloga Tamayo. También intentan, como lo dice la Profesional Márquez, de vincular mucho la familia para les acompañen en el tratamiento, porque si no es constante en su proceso, lo menores se empiezan a sentir solos en los centros.

Para corroborar esto, agrega que “de esta sede (Hogares Claret de la Libertad) sólo una familia está participando (presencial), y tenemos dos virtuales que viven en otro municipio, no más”, lo que podría influir en los menores en su decisión de abandonar estos centros, pues, como señala la Profesional, “Por ahí de 10 ingresos en un mes, cuatro o menos se van”, volviendo a los contextos que probablemente provocaron los males que les aquejan.

Según el psicólogo Holguín, existe otro inconveniente que se gesta en el tratamiento: ‘el fantasma por el lugar del deseo’. En resumidas cuentas, es ese “fantasma” de que habla el psicólogo es el que queda en el niño luego de que le es cortada la adicción o las prácticas que acostumbraba (actos al margen de la ley o situaciones, lugares o personas que buscaba esperando obviar esa necesidad), provocando en el menor un malestar por no poder suplir esas necesidades.

Aunque existan tales problemas, el psicólogo recomienda que para sortear estos males es importante que, fuera del estado, la comunidad en general y, mucha más importante, las familias, deben aportar su granito de arena en pro a la solución. Sentencia que hay cosas que por sentido común logramos salvar con acciones de todo tipo: por ejemplo un abrazo, una zona de escucha o un acto de buena fe en el momento oportuno.

 

Fotografia: Cristian Longas